Me dijeron que todo vuelve, que la vida sigue.
Y como siempre, me negué a creer.
Me dijeron que era inalcanzable, prácticamente imposible.
Y yo, me negué a creer.
Me dijeron que vivía en tu dominio,
y que finalmente dolería hasta el delirio.
Mis oídos se negaban, y sus voces no escuchaban.
Sentido no tenía, tanto cólera y melancolía.
Y tarde aprendí, que siendo ciego, tampoco se puede oír.
Y te entregué, todo de mi, llegue al limite de existir.
Pensé que nuestro fuego, con la lluvia, nunca se iba a extinguir
Llegué a creer que era inmortal, que el tiempo se podía tocar.
Que eran eternas las noches, y que existía la felicidad.
Ahora entiendo, que es mentira la verdad
Y que solo él es mi felicidad.
Podría encapricharme y decir, que no quiero seguir así
Pero hay presente, y también futuro; queda tanto por vivir.
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